martes, 24 de abril de 2007

Primeras Jornadas Internacionales Agua y Juventud

"Hay que darle un nuevo enfoque ético al agua"

La cultura del Agua fue el tema tratado en el Taller 8 de las “Primeras Jornadas Internacionales Agua y Juventud, evento que se llevó a cabo los días 12, 13 y 14 de abril de 2007 en el Hotel Bauen. Sin duda las experiencias y apreciaciones narradas por los cuatro exponentes fueron enriquecesoras, pero quien se llevó todos los aplausos fue el español Pedro Arroyo Agudo, de la Fundación Nueva Cultura del Agua.
Arrancó su exposición mostrando una imagen de la movilización de 400.000 personas efectuada en Zaragoza en 2001 para protestar contra las represas.
Luego comenzó a hacer un diagnóstico de la situación mundial:
"Mil cien millones de personas no tienen acceso garantizado al agua potable y más de 100.000 mueren por causas relacionadas a su falta, en su mayoría niños", declaró.
Además remarcó: "Durante años se ha acusado a los ecologistas de ocuparse de los animales y se contrapuso ecología a desarrollo; eso es una gran falacia", y agregó "hemos roto la sustentabilidad de los ecosistemas; así primero mueren los peces y luego las personas de las comunidades más pobres".
Puso mucho énfasis en ese tema, en que el verdadero desarrollo está en proteger a la naturaleza, y no creer que si se cuida al medio ambiente no se puede crecer y así las personas pobres no tendrán trabajo. Al contrario, quienes primero se perjudican con la contaminación son las comunidades de menor nivel adquisitivo. Y fue contundente: "Un bosque no puede ser tratado como un simple almacén de madera."
También expresó una cifra contundente: "Entre 40 y 80 millones de personas fueron sacadas a punta de pistola de sus casas para efectuar la construcción de represas."
Luego habló de cambiar el enfoque ético. Se refirió a que primero está el derecho inalienable del ser humano al agua (según la ONU todos tenemos que tener garantizados 30 litros de agua por día) y que el uso del recurso para fines económicos debe estar suspeditado a que no se viole el derecho humano y a que no se produzca un daño al medio ambiente.
Y remarcó la importancia de que el agua esté en manos del Estado: "El mercado no va a servir para garantizar derechos humanos; es como pedirle peras al olmo. De eso tiene que encargarse la gestión pública, pero ésta tiene que ser transparente, no burocrática, con participación ciudadana."
Y enfatizó que la escacez se produce debido al espíritu insaciable de vivir mejor: "No es ilícito ser más rico, pero no es un derecho humano."
Habló de "permisividad cero" por parte de la Justicia frente al delito ecológico.
También se refirió como negativa a la existencia de la política de doble standar, consultado por un asambleísta de Colón presente en la charla, ya que los países ricos hablan de contaminación a la hora de instalar fábricas en sus países pero las trasladan al llamado Tercer Mundo.

Conclusiones

"La lucha del hombre tiene que estar vinculada a la sustentabilidad de los ecosistemas. Si mueren los peces por la contaminación, se agravan los problemas, ya que no es la caza la mayor fuente de alimentos para las comunidades que viven en las márgenes de los ríos; la pesca es la proteína de los pobres."
"Es un buen negocio tener un río en buen estado; es la gallina de los huevos de oro. Es ridículo destruír un río o un bosque en nombre de la economía de corto plazo. Es pragmatismo economisista anglosajón."

Mariela Silvina Fiamingo

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