jueves, 3 de mayo de 2007

"La nueva ley de educacion es puro palabrerio"

Es la opinión de Cecilia Escalhao, profesora de inglés



Oír hablar a Cecilia es bastante escalofriante y deja un sabor amargo. Es que la muy promocionada nueva ley de educación es un engaño más según esta profesora de inglés de 32 años, que pidió licencia en el colegio público en el que dictaba clases, y no cree que vuelva a enseñar en un futuro cercano.Es que, según cuenta, se cansó de trabajar en un medio hostil, donde la labor del docente no es valorada ni por los directivos de las escuelas, ni por los padres, ni por los alumnos que, siguiendo a sus mayores, perdieron todo respeto por quien imparte una clase."Lo que pasa es que el docente siempre es maltratado y se le echa la culpa por todo lo que sucede", explica la profesora, y da ejemplos: "Si un alumno va a al baño en horario de clases y es violado, el docente es inculpado; ahora si el chico se hace pis, la culpa también recae sobre el maestro". Visto de esta manera, no hay escapatoria.Otro problema que Cecilia plantea es que el dinero es malgastado. Y narra como fueron las consultas a los docentes para reformar la ley educativa: "Nos daban cuadernillos de lectura y un cuestionario a cada uno de 150 preguntas abiertas (eso multiplicado por la cantidad de docentes da como resultado una cifra bastante grande, teniendo en cuenta que sólo en el colegio donde Cecilia trabajaba hay ochenta). Y se pregunta ¿Quién va a tabular eso?"La denuncia es clara: "En realidad la ley ya estaba redactada, y se consultó a los maestros sólo para mostrarse democrátricos".Cecilia también se queja porque el colegio no los manda a cursos de capacitación en el área de incumbencia: "Sólo se hacen jornadas que son pedagógicas y no sirven para nada. Yo perdí mucho de mi inglés por no tener cursos de mantenimiento".Y hay un hecho que pone la piel de gallina a quien lo escuche e ilustra a la perfección una situación que urge cambiar.Cuenta que en una clase de cuarto grado estaba intentando enseñar inglés e hizo pasar al frente a un alumno. Como el chico no entendía la frase escrita en el pizarrón, se la tradujo oralmente al castellano, y le preguntó cual era el verbo de la oración. El alumno respondió que era lindo. Cuando Cecilia le pidió que lo conjugara (previa explicación de que significa este término), el chico comenzó a decir: Yo lindo, Tu linda, Él lindo..... Triste reseña de un hecho acontecido en un aula argentina."Como puedo pretender enseñar inglés si no aprendieron español", concluye Cecilia, quien aclara que en sus últimas incursiones como docente ya no intentaba enseñar, sino que se limitaba a "tratar de que no se mataran en clase".

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